martes, 11 de diciembre de 2007

Alma.

Ser como el río que fluye
silencioso en medio de la noche
no temer las tinieblas de la noche.
Si hay estrellas en el cielo reflejarlas.
Y, si los cielos se cubren de nubes,
como el río, las nubes son agua;
reflejarlas también sin pena
en las profundidades tranquilas.
Me acerque al río, con los ojos llenos de agua, intranquilos, turbios, nublados, me desplome frente a su cause y llore, llore hasta quedar sin lágrimas, entonces algo me hablo, el reflejo en la superficie me dirigia palabras, me dijo que comprendía las penas que había vertido en su casa, pero me pregunto si ya no era tiempo de dejar de llorar por lo mismo, tenía razón. Dejo de hablar, volvi a mirar, pensé si era necesario derramar una ultima lágrima, pero ya no me quedaban, estaba sola, vacía, ya no era yo, quien era esa cara que me miraba, entonces el río volvió a hablar, mira en tus ojos dijo, miré y estaban rojos, quién soy yo pregunte, tu eres lo profundo que se refleja en cielo que esta a su vez reflejado en mi cara, tu ya no eres lo que eras, me dijo, porque cuando tu lloraste sobre mí, ni tu ni yo fuimos los mismos, tu has cambiado termino por decir el río, otra vez el río tenía razón, volví a mirar y le pregunte mi nombre en silencio, ya no tenía nombre, mi nombre se había ido con las lágrimas y habían fluido río abajo, yo no era carmen, yo ya no era ella. Entonces volvi a mis ojos y mis ojos me hablaron con los recuerdos que debía olvidar, perdonar y volver a recordar en los momentos justos y necesarios. entonces miré al río y el río me dijo que mirara de nuevo en sus ojos, mire a sus ojos y ví mi corazón, mi corazón me dijo que mirara a los ojos del cielo y el cielo me devolvió la mirada directo a los ojos de mi alma, el el río estaba reflejada mi alma, yo era esa, yo era Alma, yo soy Alma.